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ContrabandoCONTRABANDO… HUBOSe puede eludir el tema, se puede camuflar con otras denominaciones (“el trabajo de la noche”, “traída de mercancías”, etc.), se pueden ocultar los nombres, y los métodos, y los itinerarios, y…; pero contrabando sí que hubo. Y que nadie piense que era una actividad minoritaria; todo lo contrario. Hay que saber situarse en la postguerra, hay que saber comprender lo qué es vivir en la frontera, hay que saber lo qué es la necesidad, hay que saber que en un lado había y en el otro lado no había, y hay que saber que nunca se traficaron personas, ni armas, ni ningún tipo de materia peligrosa. Si a todo esto sumamos un buen conocimiento del terreno, una fortaleza física envidiable, y unos beneficios económicos atractivos…, el resultado no es otro que la realidad que se vivió en Eugi durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX. Contrabando… hubo, ¡claro que hubo!.
ELUDIR LA VIGILANCIAFrente al clandestino contrabando de mercancías siempre hubo una estrecha vigilancia de los caminos por parte de la autoridad. No había detenciones, pero sí sanciones y confiscación del material. Por ello, no bastaba con conocer el monte, y tener fortaleza para portear buenas cargas; la astucia también contaba, ¡y mucho!. Nunca faltaron quienes se dejaban ver para que se centrase en ellos la vigilancia, y así otros poder transitar con más tranquilidad. Nunca faltaron quienes usaban txokles (zuecos) de madera con la suela artísticamente trabajada; de tal forma que aquellas huellas que parecía que iban, realmente volvían; y que aquellas marcas de pezuña de vaca marcadas en el barro o en el rocío mañanero, no eran tales. Nunca faltaron esos puntos en el camino en los que cada uno que pasaba dejaba su palo o su piedra, de tal forma que la ausencia de uno de ellos denunciaba que algo había pasado, que había vigilancia y que era necesario esconder la mercancía. Todo esto es hoy historia. Y este es el momento en el que se puede contar. Y lo contamos.
MERCANCÍASPastoreando, pastoreando… algo de ganado se llevaba para Francia; pagaban bien la carne, sobre todo el porcino. Pero traer… ¿qué se traía?. Tómese nota: se traían cargas de maquinillas de afeitar; se traía nylon; se traían puntillas y encajes que luego se comercializaban en Cataluña; y se traían repuestos de automóviles. Eso era todo el delito de aquellas gentes. Tómese nota también de esto: si se trabajaba por el día se tenía un suelo de 50 pesetas diarias; si se trabajaba por la noche hasta 250 pesetas. Estos son salarios de 1955. |