Recursos del Bosque

El bosque es ese espacio que durante siglos han compartido entre sí los vecinos de Eugi. Frente a las circunstancias especiales de la existencia de una Real Fábrica de Armas, con la lógica tendencia a la sobreexplotación, los vecinos de esta localidad han sabido a la vez dar ejemplo del aprovechamiento ordenado y regulado de los recursos naturales.

• Es testigo mudo de las incursiones armadas del vecino fronterizo.
• De cómo de la nada, y en su seno, se alzó una monumental fábrica de armas que abasteció a toda la nación.
• Del tránsito de interminables caravanas de mulas, las que llevaban la mena, las que llevaban los sacos de harina, las que bajaban las cargas de carbón, las que daban vida a los caminos.
• Del “trabajo de la noche”, del trasiego de mercancías ilegales, de la astucia de quien las llevaba, o de quien vigilaba para que esto no sucediese.
• Del quehacer diario de los lugareños, de quien trabajaba en la explotación forestal, de quien hacía carboneras, de quien quemaba caleras, de quien pastoreaba rebaños, de quien echaba los cutos, de quien ponía las trampas para el lobo, de quien recolectaba las setas, de quien vareaba los castaños…
• De la berrea otoñal, del paso de las ranas cuando estas van a desovar, del canto de la becada, o del paso silencioso del tejón.
• Hayas, robles, castaños… son testigos mudos de la historia. Y son historia.

CASTAÑAS

Las castañas, muy abundantes en los montes de Eugi, han sido tradicionalmente recogidas por los vecinos, bien para consumo propio, o bien para engordar a los cerdos.

Llegado el momento de la recolección los vecinos se colocaban debajo de los castaños, y con el haga, una vara larga, se vareaba las ramas que estaban al alcance, haciendo así caer los “erizos” con el fruto en su interior. Una vez acabada esta labor realizada desde el suelo, se procedía a subir al árbol con la vara, y desde allí se sacudían las ramas superiores.

Los “erizos” caídos al suelo eran recogidos con el matxarde y depositados en el terrero.

Una vez en casa se ponían a secar; y una vez a la semana, siempre los viernes, se les daba la vuelta.

Para asar las castañas se usaba el tanboril, una especie de depósito cilíndrico de hierro, con orificios, que, lleno de castañas se colgaba del lar, o laratza, y se le iba dando vueltas para que a todas las castañas les afectase el calor del fuego por igual.

Era costumbre que en el monte, una vez que se habían recogido las castañas del suelo, y puesto que siempre se quedaban muchas sin recoger, sacar a los cerdos –“echar los cutos”- para que aprovechasen todo lo que se había quedado, y así engordaban.

CAZA

La caza es una actividad generalizada entre la población masculina de Eugi. Hoy se cazan sobre todo jabalíes, ciervos, corzos, gamos, zorros, palomas y becadas. La caza del ciervo y la del corzo está regulada mediante el sistema de cupos.

Desde mediados del siglo XVI aparece documentada la caza de venados en los montes de Eugi.