Río Arga

El río Arga, como el bosque que le acompaña en su nacimiento, es parte de la historia de Eugi. Sin el río la historia de esta localidad sería otra, muy diferente, y mucho más pobre. Las aguas del Arga son las que han movido las ruedas del molino, las que hicieron posible que las ferrerías y la fábrica de armas fuesen una realidad, y las que durante siglos han permitido darle salida a toda la riqueza forestal del lugar.

 

EL RÍO DE LOS LEÑOS

Los vecinos de Eugi, recorriendo las orillas del Arga, y manejando hábilmente las picas, durante siglos han conducido los leños por el río suministrando leña a Pamplona y a todo su entorno. Formaban cuadrillas de varios individuos cuya misión era conducir y vigilar la carga de leña.

 

Buena parte de la madera empleada en la construcción de las casas de la capital navarra ha llegado por el Arga desde los montes de Eugi. Y allí sigue.

El inicio de este fenómeno, como actividad organizada, se ubica con exactitud entre los años 1535 y 1537, que es cuando los primeros empresarios de la zona toman conciencia de las necesidades de Pamplona al extinguirse la masa boscosa que la rodeaba. La madera, en aquellos tiempos, era imprescindible para alimentar el fuego del hogar, para las carpinterías, construcción, carboneras, hornos, tintorerías, tejerías…, y para otras muchas actividades. Cuando la madera llegaba a Pamplona los leños se apeaban junto al molino de Caparroso, justo antes de su presa. Era uno de los mejores sitios para hacer esta labor y para iniciar su distribución por la ciudad. Fue necesario construir en este lugar una canalización artificial para recoger toda la madera que llegaba; a ese canal se le conoció popularmente como Río de los leños, o Cequia de los leños.

 

MADERA MARCADA

Antes de echar la madera al río se apilaba en las orillas hasta completar el número de cargas que se quería transportar. Seguidamente el propietario marcaba cada uno de los troncos con su marca de propiedad. Normalmente eran unas muescas dibujadas a golpe de hacha.

De esta manera la madera de cada carga que bajaba por el río quedaba perfectamente identificada, bien en caso de robo, o bien para diferenciarla y distinguirla de las de otros maderistas. La marca permitía reclamarla en caso de apropiación indebida.

Así mismo, si esos troncos causaban daños en presas o en puentes, los municipios afectados sabían también a quien acusar de los destrozos.

 

PRESAS Y PUENTES

El transporte de la madera por el río obligaba a los propietarios a pagar unos impuestos cada vez que se pasaba por una presa o por un puente, compensando así los posibles daños que en estos pudieran causar. Como dato curioso diremos que en el año 1550 entre Eugi y Pamplona los leños pasaban, y pagaban peaje, por 12 presas y por 12 puentes. Curiosamente la primera de las presas estaba en el mismo término de Eugi, siendo su titular el abad de Urdax, que cobraba por cada mil cargas que pasaban la cantidad de 2 ducados y 20 tarjas.

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